CARACTERÍSTICAS
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CRISIS DEL AÑO XX
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INICIO
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.- Recordemos que las Provincias Unidas del Río
de Plata, luego de la revolución de mayo, habían declarado la independencia
pero no conseguían aun la Organización Nacional. Ante esta situación se
formaron dos posturas para la organización: los unitarios, partidarios de un
poder centralista en Buenos Aires y los Federales, defendían las autonomías
provinciales y la participación igualitaria para la formación de un Estado
Nacional.
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DOS
MODELOS ENFRENTADOS
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.- Los
federales, continuadores de las ideas de Saavedra y San Martín,
tendrán sus principales seguidores en los caudillos de interior, que como
gobernadores generalmente representaban a los pueblos de las provincias.
Defendían la idea de las autonomías provinciales y el proteccionismo
comercial, intentando hacer un país en igualdad de condiciones sujetando el
modelo político a pactos o acuerdos firmados entre ellas.
.- Los
unitarios, continuadores de las ideas de Moreno y Alvear, defendían
los intereses del puerto de Buenos Aires intentando establecer una
organización nacional basada en una constitución centralista. Esto significa
que la Capital conserva todos los poderes y maneja los intereses de todos.
Eran defensores del libre comercio ya que a aquella le pertenecía el puerto,
y todo el comercio que se realizaba en él deterioraba a las industrias
provinciales.
Estos unitarios fueron legalistas y liberales,
imitadores de Europa, no escatimaban esfuerzos para imponer sus ideas debido
a sus vinculaciones con el extranjero utilizando todos los medios para los
logros políticos y posteriormente los económicos.
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CONSTITUCIÓN
DE 1819 |
.- Trasladado
el Congreso Constituyente a Buenos Aires, se aboco a la tarea constitucional.
La Asamblea Constituyente sanciono la Constitución de 1819 que tuvo como
objetivo proveer una organización nacional que fuera valida tanto para un
régimen republicano como para uno monárquico.
.- La
constitución de 1819, fue rechazada por su carácter centralista, monárquico y
aristocrático. Mientras las provincias se sentían impulsadas por un
sentimiento autonomista o federal.
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BATALLA
DE CEPEDA
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.- Pueyrredón había renunciado a su cargo de Director
Supremo y en su lugar se había nombrado a Rondeau.
Las provincias rechazaron la constitución de 1819
y se enfrentaron contra Buenos Aires. Rondeau a pesar de ello, era proclive a
imponer la constitución por la fuerza y para eso debía contar con las tropas
necesarias para luchar contra los caudillos.
Mandó llamar a las tropas del norte al mando de Juan Bautista Bustos
quien al llegar a la posta de Arequito el 5 de enero de 1820 se sublevó junto
a José María Paz y Alejandro Heredia.
.- Por otro lado Estanislao López, gobernador de
Santa Fe y Francisco "Pancho" Ramírez gobernador de Entre Ríos se
unieron como caudillos federales para enfrentar a Buenos Aires. El choque de
ambos ejércitos tuvo lugar en la
Cañada de Cepeda el 1 de febrero de 1820 y terminó con el triunfo de
los federales quienes exigieron al Cabildo de Buenos Aires la destitución del
Director Supremo y una Junta de Representantes eligió al nuevo gobernador de
la provincia Don Manuel de Sarratea.
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CONSECUENCIAS
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.- Consecuencia
de estos sucesos:
- Se produjo la caída del régimen directorial, (Renuncia del último director supremo)
- La disolución del Congreso,
- El rechazo a la constitución de 1819.
- Comenzaron a surgir las primeras 14 provincias
por la división de las antiguas intendencias: Las regiones de la Pampa, la
Patagonia y el Chaco estaban aún en poder de los indios y recién fueron
integradas al territorio nacional a finales el siglo XIX. |
PACTOS
INTERPROVINCIALES
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.- En esta época se firmaron sucesivos pactos que
tenían por objeto establecer las relaciones entre las provincias litorales y
Buenos Aires. Los principales tratados firmados son los de Pilar, el de
Benegas y el del Cuadrilátero que entre las disposiciones comunes
establecieron:
•Poner fin a la guerra.
•Establecer un sistema de gobierno federal.
•Reunión de un Congreso para organizar la Nación.
•Libre navegación de los ríos interiores.
•Alianza ofensiva y defensiva.
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martes, 22 de noviembre de 2016
CRISIS DEL XX Y BATALLA DE CEPEDA
UNITARIOS Y FEDERALES
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UNITARIOS
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FEDERALES
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CONTINUADORES DE
LAS IDEAS DE
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MORENO Y ALVEAR
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SAAVEDRA Y SAN MARTÍN
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EN LO POLITICO
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Quieren centralizar
el poder político en Buenos Aires.
NO RESPETAN LAS
AUTONOMIAS PROVINCIALES.
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Buscan una
participación igualitaria de todas las provincias (federalismo político) y
defienden las AUTONOMIAS PROVINCIALES
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EN LO ECONÓMICO
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Quieren el Libre
comercio, es decir la apertura al sistema internacional de comercio.
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Defienden las
industrias y la actividad comercial de las provincias.
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EN LO CULTURAL
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Buscan una
europeización del país – Desconoce las tradiciones.
Imitadores de Europa.
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Defienden lo
nacional, la cultura Criolla y las tradiciones.
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EN LO RELIGIOSO
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Prefieren la religión protestante.
Creen que es la que mejor se adapta al hombre moderno.
|
Son católicos y creen
en el catolicismo como una religión fundacional.
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EN LO SOCIAL
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Admiran al hombre ingles
y Francés, quieren un hombre moderno, educado
a la forma europea.
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Defienden y admiran
al criollo y al gaucho. Quieren un hombre virtuoso y respetuoso de sus
tradiciones.
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QUE PIENSAN DE LAS
PROVINCIAS
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Defienden los
intereses de Buenos Aires.
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Defienden los derechos
de las Provincias.
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LO REPRESENTAN
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El hombre de la
ciudad, ilustrado y europeizado.
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El criollo, el
caudillo del interior.
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jueves, 20 de octubre de 2016
PERÍODO DESDE 1829 A 1852
La Confederación rosista (1829-1852)
El primer gobierno de Rosas (1829-1832)
Juan Manuel de Rosas |
Rosas despreciaba el desorden y el estado de
guerra permanente en el que se había sumergido el país a partir de la Revolución de Mayo. Quería
restablecer una sociedad en la que los hombres fueran obedientes de las
jerarquías y los negocios pudieran desarrollarse sin trastornos. En estos
propósitos era apoyado por los demás hacendados y los comerciantes ricos de
Buenos Aires.
Rosas comprendió la utilidad del apoyo de los sectores más pobres de la ciudad
para lograr estos fines. Del mismo modo que lo había hecho antes con los
gauchos, adoptando sus costumbres, Rosas se ganó la simpatía de la gente
humilde de Buenos Aires (artesanos, trabajadores de los mataderos, sirvientes):
en la ciudad intervenía en las festividades populares, hablaba en el lenguaje
de estos sectores y promovía que su hija y su esposa apoyaran las
organizaciones parroquiales de los barrios más pobres.
Con el sostén de los de su clase y la adhesión de
los sectores populares, el Restaurador se propuso restablecer el orden. El
problema más grave en ese momento era el general Paz, quien tras derrotar
nuevamente a Quiroga en la batalla de Oncativo, a comienzos de 1830, logró
controlar desde Córdoba todo el Interior, sancionó una constitución unitaria y
amenazaba con imponerla en todo el país. El 31 de agosto de 1830, los agentes
diplomáticos de Córdoba, Mendoza, San Juan, San Luis, Salta, Tucumán, Santiago
del Estero, Catamarca y La Rioja establecieron un supremo poder militar a cargo
del gobernador cordobés, con el propósito de defender a las provincias
firmantes de una posible agresión externa hasta el establecimiento de una
autoridad nacional. Esta alianza fue conocida como Liga del Interior, que tendría además el poder de intervenir
en las provincias para resguardar la vigencia del sistema representativo de
gobierno. Por último, todas las firmantes le retiraban a Buenos Aires el
encargo de las relaciones exteriores.
Ante esta situación, el Litoral vio la necesidad de una alianza. Entre el 20 y el
30 de junio de 1830 se reunieron en Santa Fe los representantes de esta
provincia, Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes. Las deliberaciones no
llegaron a buen puerto al principio a causa del debate entre el representante
de Corrientes y el de Buenos Aires. Corrientes reclamaba aplicar una política
aduanera proteccionista que prohibiera la entrada de artículos extranjeros
producidos por las industrias provinciales; mientras que Buenos Aires se oponía
con el argumento de que una política de esa naturaleza perjudicaría a la
población porque resultaría en una suba de los precios y el comercio
internacional. Ante la negativa de Buenos Aires y la indiferencia de Santa Fe y
Entre Ríos, Ferré se retiró de las negociaciones.
Sin la participación de Corrientes, el 4 de enero
de 1831 las otras tres provincias firmaron el
Pacto Federal, que establecía que Buenos
Aires, Santa Fe y Entre Ríos (invitaban a Corrientes a firmar el
tratado con posterioridad) iban a socorrerse si alguna resultaba atacada.
Además, determinaba que cuando hubiera tranquilidad, se las convocaría para
organizarse bajo el sistema federal de gobierno. El pacto reconocía la libertad
y la independencia de las provincias firmantes y creaba una comisión
representativa de los gobiernos signatarios, que ejercería por su expresa
delegación una serie de atribuciones, entre las que se contaban declarar la
guerra, firmar tratados de paz y organizar un ejército. Se establecía también
que se invitaría a las demás provincias, cuando estuvieran en plena libertad y
tranquilidad, a reunirse con las del Litoral para darse una organización
federal.
Poco después de haberse firmado el tratado, un
golpe de suerte permitió a los federales tomar prisionero a Paz, en mayo de
1831. En muy poco tiempo, la Liga del
Interior se derrumbó y todas las provincias que la componían se sumaron
al Pacto Federal. Desde ese momento, también las disposiciones militares del
pacto perdieron importancia y pasó a primer plano lo referido a la organización
del país. Las provincias reclamarían repetidas veces que se atendiera esta
cuestión, pero Rosas siempre postergaría el asunto.
El Pacto dio como resultado una organización confederal que duró
hasta el fin del gobierno de Rosas, en 1852. Las provincias tenían sus monedas,
sus aduanas y sus ejércitos propios. Pero al no existir un órgano como la
Comisión Representativa prevista en el Pacto Federal, el poder de Buenos Aires
se fue afianzando merced al desempeño de las relaciones exteriores que las
provincias delegaron en ella y, sobre todo, por el poderío económico que le
daban la expansión de la ganadería y las rentas de la aduana.
En 1832, Rosas
terminó su gobierno en el que, con el propósito de mantener el orden,
había impuesto la censura de prensa y establecido el uso obligatorio del
distintivo federal, el cintillo punzó, a todos los servidores públicos. Pero
para ese año, con la caída de la Liga del Interior, estas medidas habían dejado
de tener justificación y surgieron disidencias entre los federales porteños.
Estas se expresaron cuando la Junta de Representantes ofreció a Rosas la
reelección, pero sin el ejercicio de las facultades extraordinarias. El
Restaurador no aceptó por que estaba
convencido de la necesidad de una mano fuerte para mantener el orden lo grado y
se retiró a la espera del momento oportuno para volver.
El segundo
gobierno de Rosas (1835-1852)
Un crimen
político posibilitó que el Restaurador gobernara nuevamente en pocos meses,
cuando en 1835 fue asesinado Facundo
Quiroga, el caudillo de La Rioja, quien dominaba esa provincia desde
1821 y había logrado controlar todo el Noroeste. Quiroga luchaba contra los
unitarios y era llamado "el Tigre de los Llanos", por su valor en
combate. Su predominio sobre la región se cortó con las batallas de La Tablada
(1829) y Oncativo (1830), en las que el general Paz lo derrotó. Se estableció
entonces en Buenos Aires, donde Rosas lo protegía; este aprovechó lo que
quedaba de su prestigio para enviarlo a una intermediación de paz entre dos
provincias del Norte. Al volver de esta misión fallida, Quiroga fue asesinado
en Barranca Yaco (1835).
La posibilidad de nuevos atentados llevó a la
Junta de Representantes a ofrecerle el gobierno a Rosas con la suma del poder público, que
significaba la concentración en su persona de los poderes ejecutivo,
legislativo y judicial. La Junta le concedió estos poderes extraordinarios
expresando que interpretaba así el sentir de la opinión pública.
El 13 de abril de 1835 Rosas prestó juramento ante la Junta y asumió
el mando. La proclama leída por el Restaurador no dejaba dudas acerca de cómo
sería su gobierno: perseguiría hasta la muerte "al impío, al sacrílego, al
ladrón, al homicida, y sobre todo al traidor(...)".
Para combatir a la oposición y sostener su poder, el gobernador apeló a reservar los
cargos públicos para quienes eran federales decididos, a la intimidación o el
asesinato de quienes eran opositores, a la confiscación de sus propiedades, a
la censura de la prensa y a la obligación de usar el distintivo federal.
La Sociedad Popular Restauradora, una organización
integrada por unos 200 hacendados federales, estaba encargada de llevar
adelante la identificación de los unitarios. Su fuerza de choque, la Mazorca, realizaba los atentados
y los asesinatos políticos ordenados por la sociedad.
Rosas se mantuvo en el Gobierno desde abril de
1835 hasta febrero de 1852. Fueron diez
siete años durante los cuales gozó de paz interna o internacional solo
en 1835 y 1836.
Al acabar su período de cinco años, término por el
cual había sido nombrado, la Junta de representaciones le prorrogó primero un
semestre (1840), y luego lo reeligió sucesivamente hasta su caída. Durante ese
largo lapso las provincias confiaron de hecho
y de derecho al gobernador de Buenos Aires la representación Exterior, de tal manera que, la Confederación
Argentina fue aceptada como un ente real
en el plano de las relaciones internacionales.
La persistente intriga de los unitarios para
recuperar el poder se tradujo en continuas luchas que tuvieron como centro,
especialmente a las provincias del Litoral.
Por otra parte, la apetencia colonialista de
Inglaterra y de Francia, desatada sobre todo a partir de 1830, coadyuvó a mantener
la Confederación Argentina en constante actitud beligerante. Ese estado de guerra internacional sostenido eficientemente por Rosas, contribuye a que las provincias depositaron
en él su confianza y aunó las voluntades en torno del férreo gobernador de
Buenos Aires. Pero el bloqueo casi continuo del puerto y la necesidad de mantener
un fuerte ejercito, desequilibraron las finanzas y restaron esfuerzos que de
otro modo, no hubiera podido dedicarse al progreso del país.
Si bien se incremento la agricultura y la
ganadería, aumento el numero de talleres artesanales y artesanos, se introdujo
la máquina de vapor, creció el número de propietarios, se afirmó la clase media
y se saneó en lo posible la moneda, nuestra patria acusó el impacto de las
continuas guerras sostenidas durante diez y siete años de intolerancia e
incomprensión entre los argentinos.
PENSAMIENTO SOBRE LA
ORGANIZACIÓN NACIONAL
Los unitarios, de acuerdo con los movimiento
constitucionalistas europeos, sostenían la necesidad inmediata de dar al país
una Constitución que asegurara "el progreso y la felicidad de la
patria". Rosas manifestó repetidas veces que era necesario proceder en el
orden siguiente:
Cada provincia debía ordenar su vida política
interna primero, dictando sus propias constituciones y leyes. Luego y sólo después
de que cada provincia estuviera, perfectamente organizada, podría convocarse un
Congreso que dictara la constitución Nacional y estableciera el régimen
federativo. Finalmente para Rosas, la organización provincial debía preceder a
la organización nacional tal como había sucedido en Estados Unidos de América
del Norte. Entretanto, las provincias se unirían entre sí mediante pactos y
acuerdos que predispusieran a aceptar un gobierno central.
Está claro que el error de los unitarios consistió
en creer que con la sola promulgación de una Constitución General la unidad
nacional se establecía por sí misma. El de Rosas, en cambio, consistió en
restarle importancia a la Constitución.
martes, 11 de octubre de 2016
CONFLICTO CON BRASIL 1826 - 1828
LA GUERRA CON EL BRASIL
La Banda
Oriental había sido una tradicional fuente de conflictos para el Río de la
Plata, desde los tiempos de la Colonia. Un lugar de frontera y disputa entre
dos imperios, el español y el portugués, que pugnaban por su control absoluto.
Luego de la Independencia, el conflicto continuó entre los portugueses y los
gobiernos patriotas. Portugal mantuvo su política de expansión con la ambición
de ocuparla totalmente. Esta aspiración comenzó a cumplirse en 1816, cuando el
general Lecor avanzó sobre el territorio oriental con el pretexto de combatir a
Artigas. Finalmente, en 1821, el rey Juan VI de Portugal determinó la anexión
de la Banda Oriental al territorio del Brasil como provincia Cisplatina.
Durante mucho
tiempo Buenos Aires mantuvo una política ambigua frente a la presencia
portuguesa en la Banda Oriental. Si bien sus gobiernos realizaron reclamos por
vía diplomática, extraoficialmente siguieron una política de entendimiento.
Estaba latente la amenaza de una gran expedición española, y consideraban necesario
no confrontar con Portugal para evitar que avanzara también sobre Buenos Aires.
Por otra parte, por diferencias políticas, tampoco apoyaban al patriota
oriental José Gervasio Artigas.
Los "Treinta y Tres Orientales": un grupo de patriotas
En 1822 se cortan
los lazos entre la metrópoli y su colonia: Brasil se independiza de Portugal.
Los patriotas orientales ven renacer sus esperanzas. Un grupo se instala en
Buenos Aires y organiza un centro de resistencia a la ocupación portuguesa,
contando con el apoyo de estancieros porteños.
En abril de
1825, parte desde Buenos Aires una expedición integrada por treinta y tres
orientales, a cuyo frente se encontraba Juan Lavalleja. En pocas semanas, los
expedicionarios recuperaron gran parte de la provincia hermana, ya que contaban
con el apoyo de la población. A partir de ese momento fue necesario
institucionalizar la rebelión. Lavalleja reunió un Congreso en La Florida,
donde se declaró la incorporación del territorio oriental a las Provincias
Unidas del Río de la Plata. El Congreso Constituyente reunido en Buenos Aires
aceptó la unión de la Banda Oriental, lo que provocó que Brasil declarara la
guerra el 10 de diciembre de 1825.
La mediación de Inglaterra
A un año de
haber comenzado el conflicto, llegó a Buenos Aires el ministro plenipotenciario
inglés lord Ponsonby, con el fin de mediar entre ambos países. La mediación se
haría aceptando la independencia de la Banda Oriental y la libre navegación de
los ríos. Buenos aires estuvo de acuerdo con las condiciones, mientras que
Brasil se negó.
Rivadavia
necesitaba lograr la paz, a pesar de los triunfos milita-res, porque se
desmoronaba su mandato. El presidente y el ministro inglés acordaron enviar a
Manuel José García para lograr la firma del tratado que pondría fin a la
guerra, pero con la condición de la independencia oriental o su devolución al
gobierno rioplatense.
El ministro
García firmó un tratado preliminar deshonroso, ya que reconocía la unión de la
Banda Oriental al Brasil y la renuncia de todo derecho a reclamación, Buenos
Aires indemnizaría al Brasil y se garantizaba a Inglaterra la libre navegación
del río de la Plata.
El Congreso no
aceptó la paz y la guerra continuó. Rivadavia se vio obligado a renunciar. La
situación económica ahogaba a ambas partes. Finalmente, en 1828, se firmó la
paz bajo el gobierno de Manuel Dorrego. Se reconocía la independencia de la
Banda Oriental. Brasil y Buenos Aires se comprometían a respetarla. Este
tratado provocó la reacción federal, argumentaban que la guerra había sido un fraude.
Los orientales, en cambio, estaban jubilosos.
miércoles, 5 de octubre de 2016
martes, 4 de octubre de 2016
CONGRESO DE 1824 Y CONSTITUCIÓN DE 1826
T I E M P O S D E C A M B I O
EL CONGRESO DE 1824
Los pactos
firmados entre las provincias (PILAR, BENEGAS y CUADRILATERO), buscaban formar
un congreso que organizara definitivamente la Nación. Sin embargo y a pesar de
la derrota de Cepeda y la firma de dichos pactos, en buenos Aries seguía
gobernando el grupo centralista. Con la llegada de Martín Rodríguez a la
gobernación en 1821, también hacia su regreso Bernardino Rivadavia como
ministro de gobierno.
Evidentemente
los unitarios derrotados en el campo de batalla no resignarían en nada sus
objetivos políticos. Fue por ello que comenzaron a disponer los medios
necesarios para que el congreso a celebrarse en San Lorenzo según el Tratado
del Pilar, pasase luego a Córdoba por el de Benegas para finalmente recaer en
Buenos Aires por la acción de Rivadavia en el Tratado del Cuadrilátero.
Esta hábil maniobra
de los porteños fue inicio del primer plan unitario para obtener el control de
dicho congreso y lograr la promulgación de una constitución que respondiese a
sus propios intereses.
En abril de 1824 Martín Rodríguez fue reemplazado en el gobierno de Buenos Aires por el general Juan Gregorio Las Heras quien asumió recién en mayo del mismo año. Durante su gobierno se realizo la convocatoria al congreso y se enviaron las comisiones a las provincias para que dispusieran mandar sus representantes que serian elegidos en proporción a la cantidad de habitantes.
En abril de 1824 Martín Rodríguez fue reemplazado en el gobierno de Buenos Aires por el general Juan Gregorio Las Heras quien asumió recién en mayo del mismo año. Durante su gobierno se realizo la convocatoria al congreso y se enviaron las comisiones a las provincias para que dispusieran mandar sus representantes que serian elegidos en proporción a la cantidad de habitantes.
Las sesiones
del congreso se iniciaron en diciembre de 1824 con los diputados presentes y en
enero de 1825 se dicto la ley
fundamental que sirvió de base para el funcionamiento del cuerpo
reunido. Entre sus principales disposiciones se encontraban:
- Afianzar la independencia.
- Declarara al congreso general constituyente.
- Reafirmar las autonomías provinciales.
- La constitución que se dictara seria previamente revisada y aceptada por las provincias antes de su promulgación.
- El poder ejecutivo recaería provisoriamente en el gobernador de Buenos Aires con las relaciones exteriores y la atribución de formar tratados ad referéndum de la aprobación del congreso.
Esta ley
suscripta por el congreso debía respetarse
y declaraba una marcada idea federal. Sin embargo, los unitarios comenzaron a
ejecutar su plan para tomar el control del congreso y así llevar a cabo sus
objetivos. Lo primero que se propuso la
ley de duplicación de diputados que permitía a las provincias aumentar
el número de sus representantes. Esto favorecía exclusivamente a Buenos Aires
que tendría sus diputados viviendo en el lugar de celebración del congreso.
Esta ley permitió a los unitarios emprender su plan que se iría desarrollando por medio del dictado de otras leyes tanto políticas como económicas, que terminarían con el absoluto dominio de la situación.
Esta ley permitió a los unitarios emprender su plan que se iría desarrollando por medio del dictado de otras leyes tanto políticas como económicas, que terminarían con el absoluto dominio de la situación.
Así se
promulgo la ley de presidencia
(febrero de 1826) por la cual el poder ejecutivo recaía en el gobernador de
Buenos Aires, que veremos a continuación, se transformo en permanente con las
mismas atribuciones conferidas por la ley fundamental.
Bernardino Rivadavia |
En el mismo momento de la asunción al cargo, el presidente manifestó la necesidad de tener una capital en donde asentarse y surgió de allí la llamada ley de Capital por la que se designo a Buenos Aires como capital del Estado.
De esta manera
los unitarios tomaron por completo el control político del país en tanto que se
aseguraron el poder ejecutivo y el territorio de la capital. Las Heras en
tanto, al ver que la ley fundamental se había violado sin ningún resquemor
renunció a su cargo y Rivadavia resolvió disolver la legislatura de Buenos
Aires. Esto provocó la desaparición jurídica de la provincia.
En el orden económico
se creó el banco nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata con un
capital determinado que no llego a completarse. Se dictaron también las leyes
de empréstitos y de enfiteusis que completaron la serie de leyes que
permitieron a los unitarios contar con el control económico.
LA CONSTITUCIÓN DE 1826
Con el control definitivo del congreso por parte de este grupo, se presentaron inmediatamente a promulgar la constitución que tuvo lugar en el mes de diciembre de 1826 con la aprobación de las 2/3 partes del congreso.
Esta constitución
aseguraba la libertad e independencia de toda dominación extranjera y
consideraba a la religión Católica Apostólica y Romana como oficial. Proclamaba
un sistema de gobierno representativo y republicano consolidado en unidad de régimen
con un poder legislativo bicameral con diputados elegidos por el pueblo y
senadores provinciales. Un presidente que duraría cinco años en el cargo y
gobernadores elegidos por el presidente y bajo su dependencia.
Evidentemente la
constitución tenía un centralismo extremo que fue suficiente como para que las
provincias la rechazaran y algunas, como la Rioja con Facundo Quiroga o
Santiago del Estero con Felipe Ibarra ni siquiera llegaran a leerla.
martes, 16 de agosto de 2016
CRISIS EN 1820
SITUACIÓN DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL RÍO DE LA PLATA EN 1820
FEDERALES Y UNITARIOS
Transcurridos diez años desde la
Revolución de Mayo, la Patria se encontraba con la independencia declarada pero
todavía estaba pendiente la organización nacional.
Hemos visto que desde la misma gesta
revolucionaria, dos modelos de Nación se vinieron enfrentando. Primero fueron
Saavedra y Moreno y sobre estos dos carriles se fueron dando los hechos priores
a Mayo y las dos posturas encontradas se debatieron incluso hasta el
enfrentamiento militar. En la Asamblea del año XIII fueron San Martín y Alvear
quienes personalizaron estas dos tendencias y continuaron el camino hacia la
organización.
Llegado el año XX, estas ideas se
diferenciarían aún más, especialmente por la lucha entre los intereses
centralistas Buenos Aires y los deseos de libertad de los pueblos del interior
que debemos recalcar que estas tendencias eran claramente dos modelos de nación
bien diferenciados.
Los federales, continuadores de las ideas de Saavedra y San Martín, tendrán sus principales
seguidores en los caudillos de interior, que como gobernadores generalmente representaban a
los pueblos de las provincias. Defendían la idea de las autonomías provinciales
y el proteccionismo comercial, intentando hacer un país en igualdad de
condiciones sujetando el modelo político a pactos o acuerdos firmados entre
ellas.
Los unitarios, continuadores de las ideas de Moreno y Alvear, defendían
los intereses del puerto de Buenos Aires intentando establecer una organización
nacional basada en una constitución centralista. Esto significa que la Capital
conserva todos los poderes y maneja los intereses de todos. Eran defensores del libre comercio ya que a aquella le
pertenecía el puerto, y todo el comercio que se realizaba en él deterioraba a
las industrias provinciales.
Estos unitarios fueron legalistas y liberales, imitadores de Europa, no
escatimaban esfuerzos para imponer sus ideas debido a sus vinculaciones con el
extranjero utilizando todos los medios para los logros políticos y
posteriormente los económicos.
FIN DEL DIRECTORIO Y BATALLA DE CEPEDA
Con estas dos tendencias bien marcadas llega el año XX y como consecuencia
el enfrentamiento entre Buenos Aires y el interior. Pueyrredón había renunciado
a su cargo de Director Supremo y en su lugar se había nombrado a Rondeau.
La constitución de 1819 había sido rechazada por las provincias y eso las
puso a pie de enfrentarse con Buenos Aires. Rondeau a pesar de ello, era
proclive a imponerla por la fuerza y para eso debía contar con las tropas
necesarias para luchar contra los caudillos.
Mandó llamar a las tropas del norte al mando de Juan Bautista Bustos quien
al llegar a la posta de Arequito el 5 de enero de 1820 se sublevó junto a José
María Paz y Alejandro Heredia.
Por otro lado Estanislao López, gobernador de Santa Fe y Francisco
"Pancho" Ramírez gobernador de Entre Ríos se unieron como caudillos
federales para enfrentar a Buenos Aires. El choque de ambos ejércitos tuvo
lugar en la Cañada de Cepeda el 1 de febrero de 1820 y terminó con el triunfo
de los federales quienes exigieron al Cabildo de Buenos Aires la destitución
del Director Supremo y una Junta de Representantes eligió al nuevo gobernador de
la provincia Don Manuel de Sarratea.
CONSECUENCIAS
En síntesis, como consecuencia de estos sucesos se produjo la caída del régimen directorial, la disolución del Congreso y el rechazo de la constitución de 1819. En este momento comenzaron a surgir las primeras 14 provincias por la división de las antiguas intendencias:
En síntesis, como consecuencia de estos sucesos se produjo la caída del régimen directorial, la disolución del Congreso y el rechazo de la constitución de 1819. En este momento comenzaron a surgir las primeras 14 provincias por la división de las antiguas intendencias:
Las regiones de la Pampa, la Patagonia y el Chaco estaban aún en poder de
los indios y recién fueron integradas al territorio na¬cional a finales del
siglo XIX.
Los Pactos Interprovinciaies
En esta época se firmaron sucesivos pactos que tenían por objeto establecer
las relaciones entre las provincias litorales y Buenos Aires. Los principales
tratados firmados son los de Pilar, el de Benegas y el del Cuadrilátero que entre
las disposiciones comunes establecieron:
•Poner fin a la guerra.
•Establecer un sistema de gobierno federal.
•Reunión de un Congreso para organizar la Nación.
•Libre navegación de los ríos interiores.
•Alianza ofensiva y defensiva.
lunes, 8 de agosto de 2016
LA GUERRA
MATERIAL PARA AMPLIAR INFORMACIÓN:
LA GUERRA POR LA INDEPENDENCIA
Durante los sucesos políticos producidos por la Revolución de Mayo, los patriotas emprendieron varias campañas militares, que tuvieron como propósito llevar los ideales de la revolución a todos los confines del virreinato del Río de la Plata y por otro lado enfrentar a las fuerzas realistas y evitar su avance.
DESARROLLO DE LA GUERRA EN TODOS SUS FRENTES:
- ALTO PERÚ
- PARAGUAY
- BANDA ORIENTAL
viernes, 10 de junio de 2016
CONGRESO DE TUCUMÁN 1816
A S A M B L E A C O N S T I T U Y E N T E D E 1
8 1 6
DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA
9 de julio - San Miguel de Tucumán.
LA
INFLUENCIA DECISIVA DE SAN MARTIN Y BELGRANO.
San Martín y
Belgrano influyeron poderosamente en las decisiones del Congreso, inclinando a
los diputados a tratar prontamente el punto tercero del temario, que se refería
a la declaración de la Independencia. La gravedad de la situación política
volvía timoratos (temerosos) a muchos congresales.
San Martín,
vinculado por lazos amistosos con los diputados cuyanos, les escribía para
alentarlos e incitarlos a la pronta declaración de la independencia. Estaba
organizando un ejército para liberar a Chile y deseaba ser general de un país
independiente, no un simple militar rebelde contra su rey. Por eso le escribía
a Tomas Godoy Cruz, representante de Mendoza:
“…Hasta cuando esperamos para declarar nuestra
independencia. Es ridículo acuñar moneda, tener pabellón y escarapela
nacional, y por último, hacer la guerra al soberano de quien se dice
dependemos y permanecer pupilo de los enemigos. ¿Qué más tenemos que decirle?
Con este paso, el Estado ganara un cincuenta por ciento. Y si tiene riesgos,
para los hombres de coraje se han hecho las empresas.”
|
El general Belgrano,
llegando a Tucumán a principios de julio, influyo también para que los
congresales declararan la independencia. Había vuelto de Europa, de regreso de
la misión Rivadavia – Belgrano, y traía una perspectiva del viejo mundo que no
dejo de impresionar a los diputados.
DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA.
Resuelta a
principios de mayo la designación de Juan Martin de Pueyrredon como Director
supremo, algunos diputados comenzaron a hablar del mandato que tenían acerca de
la Declaración de la Independencia. Llego el día 9 de Julio de 1816. Presidia
las sesiones de ese glorioso mes Don Francisco Narciso de Laprida. El
secretario formuló el siguiente propósito a los diputados: “¿Queréis que las
provincias de la unión sean una nación libre e independiente de los reyes de
España y su metrópoli?
Todos los diputados
contestaron afirmativamente entre las aclamaciones desbordantes de los
presentes. Inmediatamente se labró el “Acta de la Emancipación”.
DECLARACIÓN
ADICIONAL DEL 19 DE JULIO DE 1816.
El 19 de julio se
celebraron dos sesiones. En la primera de ellas, que fue pública, se redacto y
aprobó la fórmula del juramento que debían prestar los diputados.
La segunda sesión
fue secreta y en ella, a pedido del diputado por Buenos Aires, Dr. Pedro
Medrano, se acepto que a la declaración de independencia “de Fernando VII, sus
sucesores y metrópoli” se añadiera: “y de toda otra dominación extranjera”.
Estas palabras se insertarían en el Acta Oficial de la Declaración y en las
formulas de juramento que se exigiría a diputados, funcionarios y tropa.
La causa de esta declaración
Adicional se debía al persistente rumor que estaba ganando cuerpo entre los
habitantes de las Provincias Unidas en el sentido de que, a espaldas de ellos,
se estaba gestionando un protectorado portugués.
MANIFIESTO DEL CONGRESO
El 25 de octubre de
1817, el Congreso General, ya en Buenos Aires, público un Manifiesto a las
Naciones acerca de los motivos que habían impulsado a los diputados a “Declarar
la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América”.
El manifiesto, hace
un largo y exageradísimo recuento de acusaciones contra España, sus reyes y sus
virreyes con el objeto de fundamentar la separación política. Expresa la
fidelidad con el rey Fernando VII, a pesar de su confinamiento en Francia y a
pesar de haber sido tentados los americanos por los emisarios de Napoleón.
LA FORMA DE GOBIERNO
Declarada formalmente
la independencia, los diputados, sin respetar el orden establecido en las notas
de la materia, se entregaron plenamente a la labor de solucionar el grave
problema de la forma de gobierno que habría de adoptarse para la nueva nación.
Los acontecimientos
europeos habrían de gravitar en forma decisiva sobre los hombres de Tucumán. El
triunfo de las monarquías en auge de plena restauración, la política de la
Santa Alianza y el abatimiento definitivo de Napoleón, promoverían una fuerte
corriente en el Río de la Plata en pro de las coronas reinantes y su sistema de
gobierno. Por otro lado las repúblicas se veían desacreditadas por los
acontecimientos en Francia y la oposición de los nobles europeos. En cuanto al
sistema federal, era evidente que existían constantes luchas para mantenerse en
las provincias argentinas. Es verdad que la influencia americana y el
desarrollo de las ideas constitucionales eran cada vez mayores, y que en las
provincias sus hombres se compenetraban ávidamente de esas doctrinas.
Las formas
propuestas rondaron en torno a las iniciativas de diputados como Tomás Manuel
de Anchorena y Manuel Belgrano como por ejemplo:
- Manuel Belgrano: Propone la formación de una “monarquía temperada o constitucional” basada en un modelo europeo. La misma estaría coronaria a un rey proveniente de la antigua dinastía de los INCAS y formaría un congreso o parlamento con los representantes criollos de cada zona de los territorios independientes. Finalmente se propuso instalar la capital del reino en la antigua ciudad de CUZCO en el Perú.
- La propuesta de algunos diputados que sostenían la necesidad de optar por una MONARQUIA EUROPEA, es decir la instalación de un rey proveniente de alguna casa real de Europa o la coronación de un Infante del Brasil, con tal que no sea de España. De esta manera se aseguraba un sistema de gobierno, pero también la protección y el reconocimiento del país europeo que contribuyera con el nuevo rey.
- Tomás Manuel de Anchorena: Quien propone la instauración de una federación de provincias. Este sistema, según Anchorena, sería el mejor para conciliar las dificultades y las diferencias entre las regiones existentes.
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