LAS MISIONES JESUITAS
Sus
orígenes:
Durante el reinado de los Austrias
prosiguió la evangelización de América. Los grandes núcleos indígenas ya habían
sido convertidos al cristianismo. Esto de vio favorecido en el caso de pueblos
como los aztecas e incas, por el hecho de que los nativos ya estaban
acostumbrados al trabajo y a la vida sedentaria en comunidad. A pesar de ello
subsistía un problema grave: muchas tribus nómades en toda América, se
encontraban dispersas y vivían en zonas selváticas o de muy difícil acceso para
los misioneros. Estas características hacían que su evangelización fuera muy
dificultosa. Hasta ese momento se utilizaba la encomienda para educar en la fe
a los aborígenes, pero debido a los abusos se desaconsejo su uso. Es por ello
es que se decidió la implementación de un nuevo sistema: el de misiones o reducciones.
LAS
MISIONES
Las misiones eran poblados en donde
los religiosos reunían a los naturales, los evangelizaban, le enseñaban a leer
y a escribir y a trabajar, entre otras cosas. La tarea no era nada sencilla,
los misioneros debían internarse en las regiones habitadas por los indígenas
sin ningún tipo de escolta.
Una
vez con los aborígenes, lentamente y con mucha paciencia, los sacerdotes
aprendían su lengua y empezaban a dialogar con ellos ganándose su confianza.
Los iban convenciendo de las ventajas de reunirse en poblados a la vez que les
enseñaban los principios básicos del cristianismo. En muchas ocasiones los
indios se marchaban o lo que era peor, terminaban martirizando a los
misioneros. A pesar de las dificultades el nuevo sistema comenzó a
implementarse teniendo un gran éxito en México, Paraguay, parte de Brasil y el
actual territorio argentino.
En la zona de la actual provincia de
Misiones había numerosas tribus, entre las que se destacaban los guaraníes. La
poligamia, la antropofagia y la guerra eran prácticas muy comunes entre ellos por
lo que la evangelización no fue nada fácil.
DISTRIBUCION
Cada misión disponía de una Iglesia
que daba a una plaza central en torno a la cual se ubicaban los principales
establecimientos públicos (escuela, habitaciones de los padres, hospitales,
almacenes, talleres y ayuntamiento). Muy cerca de la plaza se hallaban las
casas de los indígenas y los terrenos para el cultivo y la ganadería.
LA
JORNADA
La jornada comenzaba al alba cuando
se reunían para orar y participar de la Santa Misa, luego cada uno se dirigía a
efectuar sus tareas. Los niños y niñas iban a la escuela a partir de los siete
años, donde aprendían a leer, escribir y recibían instrucción religiosa. Esta
última ocupaba un lugar central de la vida de la comunidad, la misa se
celebraba diariamente y los sacramentos se administraban de la misma manera,
siendo mayor su frecuencia durante las fiestas religiosas.
ACTIVIDADES:
Los mayores se encargaban del cultivo de
la tierra, sobre todo la yerba mate, maíz, legumbres, algodón y caña de azúcar
y de la ganadería, actividades favorecidas por los nuevos conocimientos
aportados por los jesuitas. Se realizaban diferentes trabajos artesanales en
los talleres como por ejemplo, la construcción de campanas, instrumentos
musicales, muebles, relojes, elementos para usar en las ceremonias religiosas,
obras de arte, prendas de vestir y todos aquellos artículos que la comunidad
necesitara. Se han conservado los relatos de numerosos viajeros que explican
como quedaban sorprendidos al ver en medio de la selva, las reducciones en
donde llamaba la atención la laboriosidad de los indios y la armonía que
reinaba en las comunidades. La jornada laboral estaba reglamentada y la
cantidad de horas variaba según la tarea, siendo menor en aquellas que exigían
mayor esfuerzo. Todo era supervisado por los religiosos.
Cada familia era dueña de su casa y
de un terreno para la agricultura y la ganadería. A la vez existían tierras de
la comunidad donde todos los mayores debían trabajar. Lo que se obtenía de
ellas servía para mantener a las viudas, huérfanos, enfermos y para los gastos
de la comunidad. Los productos que no eran consumidos en la misión se usaban
para el comercio, de esta manera se obtenía todo lo que la reducción no podía
producir por sí misma.
LAS
AUTORIDADES
Cada misión era dirigida por uno o
varios religiosos conocidos como curas doctrineros, que eran la máxima autoridad,
siempre ejercida en forma paternal. Existía un CABILDO cuyas autoridades eran
los mismos aborígenes (los caciques de las tribus) y el cura o curas doctrineros.
Estaba compuesto en general por uno o dos alcaldes, varios regidores y dos
alguaciles. La justicia era administrada por el sacerdote de la reducción y de
acuerdo al delito la pena podía ir desde el cepo a la cárcel o los azotes
(nunca más de veinticinco).
LOS
ATAQUES
Las misiones conocieron un
desarrollo extraordinario y permitieron la evangelización de un gran número de
indígenas. Lamentablemente a partir de 1628 comenzaron a sufrir los ataques de
las llamadas bandeiras o malocas. Estas eran expediciones organizadas por los
portugueses que desde la ciudad de San Pablo –por ello se conocía a sus
integrantes como paulistas- se dirigían a las reducciones y las atacaban para
capturar a los nativos que eran llevados a San Pablo para ser vendidos como
esclavos. De estos saqueos también participaban indios aliados, mestizos y
extranjeros. A pesar de los reclamos de los padres a cargo de las misiones y de
los emisarios de España ante Portugal los ataques continuaron hasta 1641: esto
hizo que desde 1631 varias reducciones debieran trasladarse.
En 1640 de obtuvo la autorización de
la corona de España para armar a los guaraníes. De esta manera pudo formarse un
ejército para la defensa de las misiones. El Papa Urbano VII dispuso que
aquellos que participaran de las “bandeiras” fueran excomulgados.
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