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sábado, 2 de junio de 2012

LA EVANGELIZACION DE AMERICA

LA EVANGELIZACIÓN
Y LA SITUACIÓN DE LOS ABORIGENES
Durante la Cristiandad en Europa, Dios era considerado como lo más importante y como centro de la vida del hombre. En la España de los reyes Católicos predominaba esta concepción de la vida y del mundo. Por ello no debe extrañarnos que la conversión de los indígenas fuera lo que impulsara a los monarcas a enviar a sus hombres a enfrentarse a tantos peligros a tierras tan lejanas. Esto no quiere decir que no existieran motivaciones políticas y económicas, pero fueron secundarias. Así, junto a los conquistadores, llegaron los religiosos y la Iglesia asumió el compromiso de evangelizar en América a millones de nativos. Comenzando por las Antillas los abnegados misioneros llevaron la palabra de Jesucristo a todo el continente.
            Apoyados por la corona los religiosos desarrollaron una inmensa labor y así como la Europa de los Barbaros a comienzos de la cristiandad fue ganada para Dios, así ocurrió con América. En ambos casos fue una tarea titánica, en ambos casos muchos de sus protagonistas dieron testimonio de fidelidad con su propia vida llegando hasta el martirio.
Una vez organizadas las tierras descubiertas y después de establecer los primeros poblados, los religiosos continuaban sus tareas y así nacieron los primeros obispados; inicialmente dependientes del arzobispado de Sevilla: Santo Domingo y concepción en la Española, y San Juan, en Puerto Rico. Luego se fueron creando otros.
Se calcula que un total de 110 religiosos viajaban a América cada año, siendo todos sus gastos cubiertos por la Corona. Una vez en el nuevo continente eran asignados a diferentes zonas, supervisados y apoyados por el estado. A la vez se encargaban de controlar de que no hubiera abusos contra los naturales y que se los educara adecuadamente. El controlo y el apoyo entre la Iglesia y la Corona eran mutuos.
Situación Española ante el Descubrimiento:
Debemos destacar que ante el descubrimiento de América, España vio llegar nuevos y variados problemas. Una de las principales cuestiones fue el encuentro producido entre los españoles y los habitantes de estas nuevas tierras. España empezó entonces a debatir la condición de los indígenas.

LA OBRA DE LA IGLESIA
            Un objetivo central de la conquista española fue la evangelización, es decir la conversión de los indígenas al catolicismo. El Papa concedió a los Reyes Católicos el PATRONATO, según el cual los monarcas podían organizar diócesis (provincias eclesiásticas), nombrar obispos y cobrar el diezmo, a cambio de evangelizar a los indígenas. Por el patronato, la corona debía defender la fe católica, sustentar al clero, facilitar los viajes de los misioneros y construir iglesias y hospitales.
            Desde comienzos del siglo XVI, numerosas órdenes religiosas llegaron a América con el permiso de la corona. Entre ellas, las de Dominicos, Franciscanos, Agustinos, Mercedarios, Recoletos y Jesuitas. Para lograr la evangelización de los indígenas, muchos sacerdotes aprendieron las lenguas nativas.
            Desde mediados del siglo XVI, se impuso el espíritu religioso propio de la contrarreforma y llego la orden de los jesuitas, integrada no solo por españoles sino también por italianos, alemanes, franceses, belgas, entre otros. Muchos de ellos eran científicos, arquitectos e intelectuales.
            La iglesia tuvo una gran influencia en la vida de todos los individuos que componían la sociedad colonial. Por ejemplo, la partida de bautismo era el único documento de identidad y el matrimonio religioso, el único posible. Las fiestas litúrgicas marcaban el ritmo de la vida cotidiana y la iglesia tenía un papel fundamental en la difusión de la cultura.   
La iglesia y la difusión de la cultura
            La iglesia cumplió en América un importante papel en relación con la educación de niños y de jóvenes en colegios, seminarios y universidades. Durante los siglos XVI y XVII hubo escuelas primarias en todos los conventos franciscanos. Las niñas recibían educación en conventos femeninos y en escuelas dirigidas por señoras asesoradas por sacerdotes. Los hijos de caciques asistían a escuelas especiales.
Las universidades estuvieron al principio a cargo de dominicos y franciscanos, pero en el siglo XVIII predominaron los jesuitas. Los hijos de las principales familias hacían allí sus estudios de filosofía, teología, arte, retorica y gramática. La primera universidad de América fue la de San Marcos fundada en Perú en 1551 y la más antigua de argentina fue la de Córdoba fundada en 1613, dirigida por los jesuitas. La de San Javier, en Charcas o Chuquisaca (actual Bolivia) comenzó sus actividades en 1624.  

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