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domingo, 5 de junio de 2016

BIOGRAFÍA DE TEODORO SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE


J U J E Ñ O S Q U E F O R J A R O N L A P A T R I A
Teodoro Sánchez de Bustamante,
puso su firma en el acta de la Independencia Nacional

Teodoro Sánchez de Bustamante

El prócer nació en la ciudad de San Salvador de Jujuy el 9 de noviembre de 1778 y al día siguiente sus padres, el Maestre de Campo don Domingo Manuel Sánchez de Bustamante y su esposa, doña María Tomasa González de Araujo llevaron a su hijo a la Iglesia Matriz de Jujuy para su bautismo. Concluidos sus estudios primarios se decidió que fuera al Real Colegio de San Carlos en Buenos Aires a seguir la educación superior donde comenzó el estudio de la gramática completando con el latín y seguidamente encaró la filosofía, disciplina que terminó de cursar a los 17 años de edad. En el mes de octubre de 1798 partió a Chuquisaca para reanudar sus estudios de teología y el 22 de noviembre de 1799 se graduaba de Doctor en Sagrada Teología. El 2 de marzo de 1801 obtuvo el título de Bachiller en Sagrados Cánones y Leyes Civiles. El 24 de enero de 1804 solicitó dar el último examen para graduarse de abogado cuando había alcanzado 25 años. En julio de 1810 partió de Chuquisaca rumbo a la ciudad de Jujuy encontrando una serie de hechos de radical transformación que iniciaba la Revolución de Mayo en Buenos Aires.

LOS ACONTECIMIENTO MILITARES Y POLITICOS

Iniciando su vida política el 30 de octubre de 1810 el Cabildo de Jujuy lo nombró su Asesor General, recibiendo de Castelli, que ya se encontraba en nuestra provincia, plena conformidad para el cargo en atención a sus licencias, idoneidad, suficiencia y demás recomendables cualidades que exhibía. La Real Audiencia de Buenos Aires lo nombró su Fiscal Interino mediante un oficio donde figuraba la firma de Mariano Moreno que había sido su condiscípulo. En el curso del año 1811 los acontecimientos de orden militar y político crearon en la lejana ciudad de Jujuy inquietud y alarma ya que se había disuelto la Junta Grande y creado el Primer Triunvirato, un poder ejecutivo integrado por tres miembros. Este organismo, el 27 de enero de 1812 nombró a Sánchez de Bustamante Fiscal de la Cámara de Apelaciones de Buenos Aires que había sido creada en reemplazo de la Real Audiencia, disuelta por el Triunvirato.

DIPUTADO CONSTITUYENTE

El ilustre jujeño acompañó a Belgrano como su Secretario en la marcha del Exodo Jujeño y redactó las instrucciones que los diputados a la Asamblea General Constituyente debían cumplimentar. Jujuy había elegido a uno de sus hijos más caracterizados como diputado ante el Congreso de Tucumán que declararía la Independencia Nacional en representación de las Provincias Unidas de Sud América que en el momento más difícil asumieron el compromiso de ser libres y soberanos.

EL GRITO EMANCIPADOR

A partir de entonces los esfuerzos se dirigieron a obtener la independencia absoluta de España, no importó que los diputados no tuvieran aún claro sus mandatos y cuál sería la forma de gobierno a adoptarse, republicana o monárquica, ya se pondrían de acuerdo, lo esencial era que todos respiraran el cautivante aroma de la libertad. El mundo contempló el mensaje de 1816 como el despertar americano y el grito emancipador se extendió desde los Andes hasta Yavi encajonándose en las montañas como un himno de gloria. Así nació la Independencia Argentina, llena de ideales, con una divisa de nobleza, con el valor de sus hijos y la entrega total de los más puros sentimientos americanos conjugados en el verbo sacrosanto de la libertad.

EL CONGRESO CONSTITUYENTE

El 11 de mayo de 1816 Sánchez de Bustamante presentó sus credenciales y poderes de diputado por Jujuy prestando juramento 48 horas después frente al Presidente de turno don Pedro Ignacio de Castro Barros. Su actuación abarcó hasta 1820 integrando 23 comisiones y participando durante cuatro años en centenares de sesiones. El 19 de junio asumió la presidencia del Congreso cuando ya tenía preparado el plan de trabajo que comprendía 17 puntos. En la sesión del 1 de julio entregó la presidencia al diputado por Cuyo, don Francisco Laprida. En el Congreso de 1816 su trabajo fue proficuo y tuvo la fuerza de la piqueta del minero. Cavó profundo para sentar los cimientos de la nacionalidad, estimuló, proyectó, sincronizó voluntades, dinamizó lentitudes y así llegó al acta del 9 de Julio, suscripta con tinta indeleble que no podrá borrar el curso de los siglos porque es el documento liminar de nuestra personalidad como país y rubricó con heroísmo la organización nacional y la independencia americana.

VISIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL

Entre las instrucciones se dispuso se decida a promover la sanción solemne de la absoluta independencia de España, quedar recíprocamente reconocidos por todos los diputados la igualdad de derechos, la libertad y soberanía e independencia natural de cada provincia y cada pueblo y que en libre uso y ejercicio de estos derechos entran espontáneamente a constituir un solo Estado bajo de pactos justos, solemnes y expresos; total extinción del despotismo militar y que se ponga una barrera a ciertas dificultades temerarias y peligrosas de las fuerzas armadas aconsejando la conscripción para no formar la división de clases con goce de distinto fuero; solicitar la creación de juicio de responsabilidad para los mandatarios, especialmente judiciales; se prefijará la base de los derechos populares para darse representantes, para elevar solicitudes y manifestación en infracción de leyes constitucionales, de libertad de imprenta, de ser sometidos a tribunales establecidos y no a personas constituidas en poder.

SOÑADORES DE UN ANHELO


El diputado por Jujuy encarnó el credo altivo de la libertad, fue uno de los treinta soñadores que procuraron realizar, premiosamente, la forma de un anhelo. Las heridas de Salta y Tucumán mantenían el recuerdo desgarrante de Belgrano conduciendo a Jujuy por el camino del Exodo. Fue un verdadero emisario de la fruitiva emoción de la Patria presentida, la magnífica aguja que marcó el rumbo. Como doctor en derecho sostuvo el inapelable deber de jerarquizarnos como Nación libre e independiente. El acta lleva la firma de Jujuy, una provincia que autenticó con sangre y rubricó con heroísmo la organización nacional y la independencia americana. Acompañó a Rondeau en su campaña militar y actuó como Secretario del general Manuel Belgrano en su lucha libertaria y desde Tucumán cortó los lazos de la dependencia peninsular. De los 29 firmantes del Acta doce fueron sacerdotes: Saenz, Santa María de Oro, Cayetano Rodríguez, Castro Barros, Aráoz, Thames, Sánchez Loria, Pacheco de Melo, Uriarte, Columbres, Acevedo y Gallo, la mayoría de los demás fueron abogados y el resto, militares y hacendados.

LA PARADOJA DEL DESTINO

A los 52 años debió abandonar su tierra natal como consecuencia de la turbulenta época que vivía el país radicándose en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra donde falleció el 11 de mayo de 1851 a los 72 años. Mariano de Echazú Lezica, que escribió su biografía, cuenta que en una última llamarada de su abrasado fuego patricio había pedido antes de morir, a quienes lo rodeaban en su agonía que lo cubrieran con su viejo poncho jujeño. Para el frío de la muerte quería, en comarcas lejanas, el color de su tierra natal porque su poncho era blanco y azul.

AUTORES:
Rodolfo Ceballos

Mariano de Echazú Lezica

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